El tipo de alfombra a elegir va a estar relacionado con la textura, ya que lo que determina lo anterior es la frecuencia de uso que tendrá. Esto quiere decir que existen variedades para ser utilizadas en lugares de mucho tránsito y otras para sectores donde la intensidad es menor. Antes de adquirir una, analiza donde será colocada y asesórate con el vendedor el tipo de hilado que te conviene.
Cuando hayas elegido la alfombra, lo primeros que debes tener en cuenta es acondicionar la superficie donde será colocada. Ésta debe encontrarse nivelada y sin irregularidades, para que luzca mejor y se gaste en forma pareja y, a su vez, procurar que el piso este seco y libre de polvo, para que se adhiera mejor.
Desde el lado contrario a la puerta tienes que comenzar a poner, utilizando una espátula, pegamento de contacto en lo ancho de la alfombra y en el suelo, luego de unos momentos, apoyarla fuertemente y de a poco sobre el piso para que quede bien adherida. Se debe continuar hasta terminar con la hilera, momento en que se corta prolijamente y se repite el procedimiento con el resto, siempre prestando mucha atención a que la unión se note lo menos posible, para esto, al momento de pegarla debes juntarlas bien una con otra.
Una vez colocada en su totalidad, es el momento de los zócalos. Éstos deben ser cortados bien parejos (que midan lo mismo) y, al momento de pegarlos, que queden en línea recta, teniendo mucho cuidado en las esquinas, lugar donde tiende a doblarse hacia arriba. Una vez terminada toda la vuelta, dejar ventilar la habitación para que se vaya el olor a pegamento.
Siguiendo los pasos anteriores no vas a tener problemas en alfombrar cualquier habitación que desees, sólo tienes que animarte a hacerlo.
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