Desde tiempos remotos esta actividad otorgó comodidad y belleza a los muebles y objetos del hogar.
Aun cuando se valga de algunas herramientas especiales, la mano del artesano es imprescindible y la calidad del trabajo se manifiesta a simple vista. Por esa misma razón, constituye un oficio bien remunerado y exige de quien lo ejerce, conocimientos geométricos y artísticos, así como ingenio y habilidad manual.
Este oficio es una parte importante tanto en la producción de asientos y sillas para el hogar, en automotores como también utilizado en paneles y cielorrasos. Por lo tanto, el del tapicero, es una labor importante en nuestros días y además, un trabajo artesanal por excelencia ya que, por sus características especiales, resulta de difícil mecanización.
Para realizar las tareas propias de esta función, y según el trabajo que se desee ejecutar, debe disponerse de varias herramientas específicas. Puede nombrarse, por ejemplo, el martillo del tapicero, que consiste en un mango de madera y una parte metálica, donde la cabeza es fina, al igual que el tronco, para poder clavar con facilidad sobre la superficie de los muebles, en todos los sitios.
Con respecto a los materiales que se utilizan para el tapizado, se encuentran una gran variedad, sin embargo, puede establecerse una notable diferencia entre el que se utiliza para tapizado duro y para tapizado suave. El primero se emplea para despachos, bibliotecas, comedores, etc., preferentemente utilizando el cuero en sus distintas variedades, las imitaciones y los plásticos. Mientras que en el segundo, predominan la seda, el terciopelo y el algodón, entre otros.
Los materiales utilizados van a determinar el estilo que se le da al producto. En el caso de las sillas y los sillones, donde se puede observar cómo lo estilístico perdura a través del tiempo, siempre se utilizan para acompañar decoraciones. Los más característicos y de mayor uso son: el Estilo Luís XIII, XIV y XV como también el Estilo Imperio y el Estilo Luís Felipe.
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