Las hojas de madera se emplean con mucha frecuencia para restaurar muebles antiguos y, debido a las grandes cantidades que se precisan, los anticuarios consiguen hojas especialmente cortadas para ellos.
Estas hojas son parecidas a los residuos del cepillado de tableros, pero éstos son un subproducto del corte y aplanado de una pieza de madera a fin de obtener tablas de un tamaño determinado. Una hoja de madera se obtiene mediante el empleo de sierras especiales, de modo que se puede dedicar un tronco entero exclusivamente a este fin, con lo que al mismo tiempo se aprovechan las características naturales de la madera como el veteado, por ejemplo.
El espesor estándar de las hojas de madera es de 0,7 mm, pero también pueden conseguirse en tiendas especializadas hojas de 1,6 y 3,2 mm. Los detallistas de maderas y las tiendas de bricolaje suelen vender este material, pero como normalmente, lo venden por hojas, a veces resulta caro y poco conveniente. Estos locales, que abastecen materiales para distintos oficios suelen tener una gama limitada de hojas de madera para marquetería. Las hay de teca, roble, caoba, abedul, etc., y no son difíciles de encontrar los tipos de hojas adecuados para el uso que se le desee dar. Si hay alguna dificultad, se puede probar suerte en la tienda de un anticuario y pedirle algunos trozos sobrantes.
Una hoja de madera completa se resquebraja con mucha facilidad, por lo que hay que tener sumo cuidado al manejarla. Por tal motivo, un consejo a tener en cuenta es que las tiras son mucho más fáciles de manejar, por lo que sería preferible practicar con ellas antes de utilizar hojas enteras.
Normalmente las hojas de madera se pegan a una superficie sólida, sin embargo, también pueden ser utilizadas individualmente. Por eso es bueno utilizar la imaginación y emplear este material para producir cualquier objeto para el hogar, como cajas, lámparas y demás.
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